¿Quién no ha pensado nunca en el monopatín volador de Marty McFly en Regreso al Futuro? ¿Quién no ha querido que la ciencia solucione todos sus problemas cotidianos? ¿Quién no ha querido volar en la Estrella de Muerte? ¿Y un pequeño Frankestein capaz de hacer la colada e ir a por el pan?
La visión de futuro que se tenía en el pasado ha quedado un tanto obsoleta con el devenir de los tiempos.
Para invertir adecuadamente hay que explorar los límites de la inventiva humana, quién quiere una hora de atascos cuando puede usar una turbo-mochila, queremos analizar las tendencias a las que nos aboca el presente en función de las películas de cine clásico, cuyos argumentos vislumbraban la construcción de un presente próximo.
Queremos investigar porque sesenta años después de 2001: Odisea en el espacio el mayor robot inventado al alcance de la mayoría de los mortales sigue siendo la Thermomix , conocido robot de cocina.
Queremos investigar las lógicas que operan detrás del cine futurista clásico. Tanto a nivel propagandístico como crítico, considerando el cine como una de las principales fuentes de proyección del pensamiento social.
Queremos investigar los planes que existían en las imaginaciones más remotas de los cineastas para la tecnología, ya que sobretodo en el cine clásico futurista ésta aparece como una de las grandes soluciones a todos los problemas.
En definitiva, aprehender la visión futurística de nuestros antepasados.
El paleofuturismo nos revela que ese periodo de 100 años se caracterizó, por encima de todo, por la ingenuidad. No tenían miedo a ponerle fecha y hora al momento en que todos los ciudadanos tendrían zapatillas con cohetes de propulsión a chorro integrados, o cuándo se inauguraría el primer mall en Marte. Como bien advierte el blog "Lo etéreo se endurece en el aire"
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